Como sociedad en las últimas décadas hemos pasado por diferentes etapas entorno a la idea de lo “saludable”. La industria alimentaria con su fiel aliada la mercadotecnia, han sido participes; y lo siguen siendo, ayudándose utilizado términos con distintos significados como si fueran sinónimos, y más allá de las palabras han acompañado los empaques y sus campañas con imágenes, colores e información subliminal, para vender alimentos y estilos de alimentación con la idea de “saludable” como si lo saludable fuera unitalla. En décadas de los 90´s, la idea difundida por la industria y la mercadotecnia sobre lo que era saludable, radicaba en el “absurdo y único” fundamento de que saludable era igual a “delgadez” y por eso se ofertaban una gran cantidad de alimentos light, cero, bajo en grasas y reducido en azúcares. Y no es que todo lo invente la industrial… la realidad es que la industria se apoya de lo que dice la ciencia y repiten los profesionales de la alimentación y lo potencializa, y en aquel entonces el problema social de obesidad tenía una fuerte asociación con la alta ingesta de energía consumida y la baja utilidad de la misma en el cuerpo. Y es que si recordamos esa década (más allá de la comida, como sociedad) recordaremos que fue la introducción y fuerte posicionamiento de los videojuegos, las televisiones unipersonales (si, antes las televisiones eran familiares), la introducción de nuevas marcas y productos (entre ellos alimentos) con el inicio del tratado de libre comercio, etc. Lo anterior, y otros cambios sociales contribuyeron a tener una reducción en las horas e intensidad de actividad física y por ende generaba una reducción en la quema de energía (calorías), ocasionando un desbalance entre ingesta/utilidad que daban como resultado un aumento de reserva traducido en grasa corporal y más peso. Por eso se ofrecía como “solución” “reducir las calorías” de los alimentos y eso era la oferta de lo “saludable”. Y es que tal vez, solo tal vez esto significa que no estamos viendo el problema completo, que estamos dando “soluciones a medias”, que queremos y seguimos buscando el hilo negro sobre lo que es “saludable” sin pensar que la respuesta de ¿qué es saludable? Es personal y la conocemos a través del conocimiento propio y al autocuidado, que lo saludable radica en el equilibrio y la atención a las necesidades básicas (descanso, alimento, movimiento, agua, afecto, etc.) que ni las calorías, ni la industria alimentaria es el problema, ni tampoco sólo en ellas está la solución. Por eso para saber si un alimento es saludable, debemos respondernos las siguientes preguntas: ¿para quién? ¿en qué cantidad? Y ¿en qué circunstancia?. Debido a que ningún cuerpo es igual, y hasta los alimentos naturales y altamente nutritivos pueden llegar a “no saludables” para algunos. Acude a un profesional de la nutrición, no para que te diga qué comer, Sino para que te ayude a comprender que necesita tu cuerpo y te apoye dando ideas de cómo lograrlo. Un buen nutriólogo no es aquel que hace el mejor menú, ni el que te baja más rápido de peso… es aquel que logra traducir las necesidades del cuerpo y concientiza a su paciente a cubrirlas atentamente cada día. ![]() SOBRE ESCRITORA.... Hola soy Griselda Jiménez, nutrióloga y fundadora de Body Santé. Y en esté Blog comparto mi percepción de diferentes temas de nutrición y experiencias que nutren mi vida. Para leer sobre mi da click AQUI
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